Últimamente hemos sido testigos de una ardua discusión en torno al tema de la Educación.
Un grupo afirma que la educación debe ser gratuita para todos. Otro grupo sostiene que eso es innecesario pues hay un grupo de la población que puede financiarse su propia educación. En realidad aparece como absurdo que la izquierda insista en pagarle la educación a los más ricos, pero no lo es.
En general, la gente piensa que el poder está en el Estado y que este se ejerce a través de instituciones como el Poder Judicial, la policía, el Ejército y el aparato público. Es cierto pero no solo allí se ejerce el poder. Existen instituciones no gubernamentales que aparentemente no tienen nada que ver con el poder político, y que aparentemente son independientes, como las universidades y el sistema escolar, que aparentemente están construidos para darnos una educación y formación, pero que en realidad son las que permiten mantener el poder de una cierta clase social.
Antiguamente sucedía con la vinculación del Estado y la Iglesia. Por eso que no era una falacia el discurso de Roxana Miranda en el sentido de que teníamos dos tipos de colegios: uno para los obreros y sirvientes y otro para los profesionales.
El poder de una Clase determinada descansa sobre una serie de apoyos. Si estos son desenmascarados se debilita el poder de clase. Nietzsche plantea que el hombre lucha por una voluntad de Poder, y esa es su lucha de toda la vida. Recientemente sería Foucault quien nos describiría esto que estoy planteando. El Poder no solo está en la instituciones gubernamentales, el Poder que sostiene las Clases dominantes se construye sobre otras instituciones, al parecer inocuas, como la educación.
De allí que el tema se torna interesante de reflexionar