En medio de una selva de arrogantes de izquierda y de derecha, que juran poseer la verdad, de la que sin duda están muy lejos, se nos invita a formar parte de este cuadrilátero, a todos nosotros, quienes vivimos en la meditación y la poesía, en las fiestas familiares y los grupos de amigos. Y nos ofrecen miles de pelotudeces que nadie entiende y lo peor, es que a nadie le importan.
Lo que ocurre, queridos amigos, es que cuando vas a votar por un Presidente, no estás votando por quien te va a dar pega, o te va a dar un bono de invierno, o te va a mejorar la situación económica. Cuando votas por un Presidente de la República, quieres elegir a alguien que haga viable cualquier proyecto del país que se quiera intentar. Un Presidente que no puede lograr nada por ser víctima del lobby o de los gritos de la galería o de los conflictos de interés, simplemente no nos sirve.
Es prudente elevar los niveles de conciencia de nuestra discusión política.
Les explico lo de los niveles de conciencia, desarrollados primero por el budismo y luego por la psicología.
El budismo postula que los niveles de conciencia son nueve, y que son los niveles bajo los cuales tú percibes el mundo. Por supuesto, los cinco primeros niveles de conciencia son los cinco sentidos (vista, tacto, olfato, oído, gusto), el sexto que sería aquel que integra estas percepciones en cosas más elaboradas, el séptimo es nuestra conciencia de tener individualidad, y es allí donde nos movemos hoy.
Es imprescindible entrar en el octavo nivel de conciencia, donde nos percibimos como un todo, pues el séptimo nivel de conciencia, que nos permite sentirnos individuos, es la fuente de nuestro egoísmo.
Muchos eruditos de la historia nos han hablado de superar ese estado de individualismo (entre otros mi querido Nietzsche, quien nos invita a pasar del estado del león al estado del niño), y no dejan de tener razón.
Veo con mucha atención la extrema violencia que se está desatando en todas las latitudes de nuestro querido planeta, porque estas representan la furia del león, el que a corto andar verá gran frustración porque no se puede conseguir nada a palos y golpes, y solamente se podrán alcanzar sus altos ideales cuando nuestra discusión olvide nuestras arrogancias y planteemos las cosas en un nivel de conciencia superior, en que comprendamos que estamos todos en esta fiesta.
Hay muchos ejemplos en la historia, donde las mentes más elevadas son capaces de lograr lo que muchas muertes no podrían.
En estas condiciones, aunque parezca insólito, el mejor Presidente para nuestro país sería Alfredo Sfeir (pensar que por culpa de esta frase no recibiré ningún ME GUSTA). Quizás nos basten 4 años en que todo funcione en base a negociaciones pacíficas y con un cierto nivel ético para ser el país feliz y próspero que nos merecemos.
Disculpen este llamado a la cordura. Recuerden que la mezcla entre cordura y locura, podrían producir una obra maestra. Vean no más lo que le pasó a Cervantes